Más de 30 estudiantes de la Comunidad Atacameña de Lickan Antay, provenientes de la localidad de Toconao en la Región de Antofagasta, visitaron las dependencias regionales del Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA Intihuasi, para conocer en terreno el trabajo científico que la institución desarrolla en las áreas de hidroponía y entomología. La actividad es financiada por el Fondo de Protección Ambiental del Ministerio del Medio Ambiente (FPA), que se enmarca en una colaboración que busca acercar la ciencia a estudiantes de territorios rurales y con fuerte identidad cultural.
Uno de los propósitos principales de INIA es acercar el conocimiento a la comunidad, siendo los estudiantes parte del público objetivo del centro. De esta manera, durante la visita, los jóvenes pudieron interactuar directamente con investigadores de INIA Intihuasi, quienes les presentaron las ventajas de la hidroponía. “Este trabajo es especialmente importante en zonas tan desafiantes como el desierto, y conocerlo abre puertas reales para ellos”, valora Cornelio Contreras, investigador que se encarga de la línea de trabajo de cultivos sin suelo, destacando que la hidroponía muestra resultados concretos y rápidos, siendo una alternativa atractiva por su alta eficiencia en el uso de agua, que permite reducir hasta un 90% de este recurso en comparación con la agricultura tradicional de suelo.
En este sentido, Leticia González, profesional encargada de la Unidad de Pertinencia y Defensa Territorial de la Comunidad de Lickan Antay, destacó la importancia de esta experiencia formativa. “Esta instancia es fabulosa para los alumnos, ya que es un aporte a su aprendizaje y formación”, señaló. Además, explicó que esta es la segunda generación de estudiantes que participa en el recorrido.
La experiencia continuó conociendo el trabajo aplicado que se realiza en el área de entomología, particularmente en la Escuela Familiar Bicentenario de Excelencia Agrícola Valle del Elqui, ubicada en el sector de Las Rojas, instancia que fue particularmente enriquecedora, ya que fueron los propios alumnos que se desempeñan en la biofábrica los encargados de guiar la visita y explicar a los estudiantes de Toconao el trabajo que desarrollan, generando un ambiente de intercambio de conocimiento entre pares. La labor, liderada por el investigador Felipe Bravo, se enfoca principalmente en producir el alimento para los insectos que funcionan como controladores biológicos en la agricultura.
Para González, este contacto directo resulta esencial; “más que conocer la experiencia en teoría, es vivirla. Es una instancia relevante para la formación de las y los jóvenes, para que se entusiasmen y vean que pueden seguir alguna de estas carreras o áreas del conocimiento”, señaló.
Asimismo, destacó que la actividad también permite que los estudiantes se encuentren con sus pares en una escuela agrícola y rural, ampliando su mirada sobre las ciencias y la educación técnica. “Lo vemos como un incentivo, una motivación para que el día de mañana quieran ir a la universidad y desarrollarse en las ciencias ambientales o incluso en las ciencias sociales”, añadió.
“Detrás de cada cultivo hay investigación, técnicas e innovación que ellos también pueden aprender. La hidroponía integra áreas como el cuidado del agua, el uso de sensores y la nutrición vegetal. Cuando los jóvenes ven que pueden influir en estos procesos, entienden que estudiar tiene un propósito claro, que es aportar soluciones reales a su territorio”, destaca Contreras.
La visita reafirma el compromiso del INIA Intihuasi con la educación y la vinculación territorial, fortaleciendo espacios de aprendizaje práctico y acercando la investigación agraria a nuevas generaciones de jóvenes del norte de Chile.
Nota escrita por Lucas Stack








