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Histórica helada en Chillán pone a prueba la agricultura de Ñuble y Biobío

Termómetro indicó -9,3 °C y superó registro anterior alcanzado en 2022. Investigadores de INIA advierten que las heladas se extenderán hasta el viernes y analizan efectos preliminares en la agricultura

La madrugada del último lunes de junio pasará a la historia climática de Chillán, ya que según datos de la red de estaciones meteorológicas del INIA, la temperatura mínima alcanzó los -8 °C, la más baja registrada en la zona desde que existen mediciones. A ello se suma el registro oficial de la Dirección Meteorológica de Chile, que informó -9,3 °C a las 07:59 horas, superando ampliamente el récord anterior de -6,3 °C en 2022.

De acuerdo con el especialista en agrometeorología de INIA Quilamapu, Raúl Orrego, este fenómeno responde a una ola polar que afecta desde la zona centro hasta el sur del país. “Se trata de una masa de aire frío proveniente del Polo Sur, que se desplaza muy lentamente, como una burbuja de frío, generando condiciones de alta presión, cielos despejados y temperaturas extremadamente bajas”, explicó.

El impacto del frío no solo se concentró en Chillán. Otras localidades de la Región de Ñuble y Biobío también anotaron temperaturas bajo cero: -7,6 °C en Santa Rosa (afueras de Chillán), -5,5 °C en Humán (Los Ángeles), -5,1 °C en Cañete y -0,4 °C en Carriel Sur (Concepción).

Según Orrego, las temperaturas se mantendrán extremadamente bajas durante la semana, con mínimas bajo cero, al menos hasta el viernes. “Estamos en el momento más álgido de esta ola polar, por lo que la temperatura debería empezar a subir ligeramente”, señaló.

El especialista advirtió que las heladas podrían volver a ocurrir durante lo que queda del invierno. “Si bien este año no está influenciado por La Niña —que normalmente favorece este tipo de eventos—, sí estamos ante un invierno frío y menos lluvioso, con temperaturas por debajo de lo normal”, precisó.

Pese a la intensidad del frío, Orrego afirmó que, desde el punto de vista agrícola, no deberían producirse daños significativos en la mayoría de los cultivos, ya que gran parte de ellos está en dormancia, etapa en la que resisten bien las heladas, aunque advierte que siempre pueden surgir algunos efectos negativos puntuales.

Efectos en trigos y frutales

En el sector cerealero, Iván Matus, investigador del Programa de Mejoramiento Genético de Trigo de INIA Quilamapu, señaló que el impacto será mínimo, ya que “La mayoría de los trigos están recién sembrados”. Recalcó que si bien algunos trigos de invierno ya están brotando, estos presentan mayor resistencia al frío extremo. En cuanto a eventuales efectos, sostuvo que lo más probable es que se observe un retardo en el crecimiento, pero no daños mayores. Respecto de medidas a tener en cuenta, Matus recomendó evitar aplicaciones de herbicidas y tratamientos foliares en aquellos trigos que ya hayan emergido.

En lo concerniente a frutales, la investigadora Yessica Salvadores, del Programa de Mejoramiento Genético de Frutales de INIA Quilamapu, advirtió que son los huertos de avellano europeo los que podrían sufrir daños, ya que la mayor parte de las otras especies se encuentran en dormancia. Explicó que el daño en avellanos se manifestará en aquellas plantas que no están bien lignificadas, es decir, que no han desarrollado la madurez suficiente en sus tejidos, lo que significará que se sequen en primavera.

Respecto a las estructuras florales del avellano, Salvadores explicó que las flores poseen buena resistencia al frío. “Las flores femeninas pueden soportar hasta -20°C antes de la apertura de estigmas y hasta -8°C durante la floración. Las flores masculinas, en tanto, resisten entre -16 y -18°C antes de elongarse y -7°C durante la emisión de polen”, detalló. Además, la floración secuencial característica de este frutal ayuda a reducir el daño.

Invierno frío

El especialista Raúl Orrego indicó, por último, que este invierno se perfila más frío y con menos lluvias de lo habitual, lo que implica desafíos importantes para la gestión agrícola. “El frío, en niveles normales, es positivo para la agricultura, porque permite que las plantas en dormancia acumulen horas frío, fundamentales para su desarrollo productivo posterior. Sin embargo, cuando las temperaturas caen a niveles tan bajos como los actuales, los riesgos aumentan, especialmente en plantas debilitadas o en zonas más expuestas”, concluyó.

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