En los últimos años, el mercado de los alimentos a nivel mundial ha tenido una marcada y positiva evolución, debido a que los consumidores están más conscientes, informados y empoderados.
Dentro de los principales factores que direccionan la demanda destacan el cambio de rol de la mujer en la sociedad, mayor valorización del tiempo libre, la globalización e intercambio cultural, requerimientos de una nutrición diferenciada, y sustentabilidad ambiental y social. Así, el consumidor actual exige alimentos cuyo aporte va más allá de la nutrición básica; deben ser altos en ingredientes benéficos y ayudar a combatir enfermedades crónicas -como la obesidad, diabetes tipo 2, degenerativas y cardiovasculares-, y responder a nichos de la población con exigencias específicas, como por ejemplo, los celiacos.
En este contexto, el mercado global de alimentos procesados, en la categoría “salud y bienestar” (orgánicos, fortificados, funcionales, naturalmente saludables, asociados a intolerancias alimentarias y/o “reducidos en”), ha experimentado un aumento significativo. Sólo en alimentos funcionales se proyecta que las ventas superaron los US$54 mil millones en 2017 y que alcanzarán US$62 mil millones en 2019 (INDUALIMENTOS, abril 2016).
Para insertarse en este contexto, Chile debe diversificar la producción, agregar valor y sofisticar la oferta de materias primas.
Con este foco, y en sintonía con las demandas globales, INIA trabaja en identificar y desarrollar materias primas inocuas y especializadas para la generación de alimentos saludables con valor agregado, a través del mejoramiento genético, producción limpia y trazabilidad en todo el sistema productivo.
Las principales líneas de trabajo en este eje son:
- Identificar y desarrollar materias primas para la industria de alimentos, en términos de ingredientes funcionales, aditivos especializados y nutrición personalizada (colorantes, espesantes, etc.).
- Desarrollar materias primas especializadas, a partir de los programas de mejoramiento genético de INIA, y de recursos genéticos endémicos y nativos. Lo anterior, incluyendo recuperación de ecotipos con denominación de origen y diferenciación funcional (alimentos patrimoniales).
- Generar productos pecuarios inocuos y diferenciados, en función de la mejora genética.
- Producir materias primas inocuas, incorporando un sistema de trazabilidad en la cadena productiva, en términos de residuos de pesticidas, metales pesados, toxinas, nitratos y otros.
- Formar capacidades institucionales.
- Generar alianzas estratégicas público-privadas en alimentos saludables, con valor agregado e inocuos.